Monólogo telefónico-dramático en el que el protagonista escala una montaña de llamada en llamada en busca de la persona responsable de un error en la factura telefónica. Y lo llamamos error por no llamarlo estafa. Desde el humilde teleoperador a las personas que toman las decisiones, la responsabilidad es una bola de hierro al rojo vivo, recién salida de la fragua de Vulcano, que quema en las manos y pasan con rapidez. A Joe Cocker no lo marearían por teléfono.