En el sistema ferroviario resulta esencial garantizar una infraestructura adecuada para que la circulación de trenes se haga con la mayor eficiencia. Por esto, con el nacimiento de las primeras empresas ferroviarias, se establecieron grandes departamentos para la construcción y el mantenimiento de estas infraestructuras. Estos departamentos se denominaron en un primer momento Servicio de Vía y Obras, y se ocuparon principalmente de mantener en buen estado de uso las obras de grandes dimensiones, como túneles y puentes, o los carriles, traviesas y balasto; pero también, conforme se hacía más complejo y completo el sistema ferroviario, atendían el mantenimiento de las señales de circulación de los trenes, de los enclavamientos mecánicos que las movían o de la supervisión de las primeras líneas electrificadas que se instalaron.