La fascinación por el poder y por los hombres que lo representan ha sido constante en el cine y en sus encontronazos con las instituciones políticas. El siglo XX es también el siglo de los caudillos: la de-construcción de estos personajes desde el cine tiene, en ambas cinematografías, dos ejemplos paradigmáticos de dicho análisis narrativo e iconográfico que se estrelló contra las acciones censuras de ambos países: La sombra del caudillo (Roberto Gavaldón, 1960) y Caudillo (Basilio Martín Patino, 1977)