Ciclos de conferencias, mujer y maternidad desde la edad media hasta nuestros días. Sujeto temático plenamente histórico, el carácter y la imagen de la maternidad fue evolucionando a lo largo de los siglos modernos conforme al nuevo modelo de vida doméstica que se fue imponiendo en la sociedad, y también en la conciencia de cada mujer. Considerada como la función primordial de las mujeres, socialmente imprescindible, esto no impidió su escasa autoridad en la familia, ni las limitaciones jurídicas que suponía la condición de casada. Además, la importancia del padre como elemento legitimador de la filiación y el linaje hizo que los vínculos materno-filiares resultaban poco visibles, al tiempo que el amor maternal, en lo que tenía de instintivo, se considerase pernicioso para los hijos. Por ello, la figura de la madre interesó poco a moralistas y reformadores, que desconfiaron de su capacidad formativa y procuraron limitar su influencia a los primeros años de vida de los niños. Pero, los altos índices de mortalidad infantil y el creciente valor de la población favorecieron una consideración más positiva, que se tradujo en algunas reformas legales relativas a la tutela o los gananciales, avisos médicos que anticipaban los debates sobre la lactancia y un aumento de la autoridad de la madre como consecuencia del cuarto mandamiento. Opiniones que reflejan una consideración utilitaria de la maternidad y el descubrimiento del papel de la madre como educadora. Entrado ya el siglo XVIII, siguió vivo el debate sobre el amor materno y sus contradicciones. En él intervinieron algunas mujeres que reivindicaron su propia autoridad, no solo en el espacio doméstico sino en el público, manifestando un cierto distanciamiento respecto a los presupuestos sobre los que se fundaba y expresando una visión menos condicionada por el discurso sentimental, sin que por ello supusiera la negación del vínculo afectivo.