Mendelssohn fue un niño prodigio hijo de familia rica. Tuvo todas las oportunidades para convertirse en un gran músico y las aprovechó. Esta “vida fácil” a menudo ha dado pie a que se lo critique por haber compuesto una música “poco profunda” y “superficial” cuando, en realidad, los grandes valores de la música de Mendelssohn son su optimismo y su vitalidad. La Sinfonía nº 2 “Canto de alabanza” es la mejor muestra del lenguaje del autor de Hamburgo: intensidad, alegría y, a la vez, profundidad y compromiso. Escribió la obra para conmemorar el 400 cumpleaños de la invención de la imprenta y la planteó como una cantata sobre textos de aquella primera Biblia impresa por Gütenberg. Le salió una obra espectacular que combina fragmentos triunfales y meditativos, dramáticos y ligeros, grandiosidad sinfónica y voces a capella. En la primera parte del concierto viviremos el estreno absoluto de la última obra del compositor catalán Bernat Vivancos, reconocido como uno de los autores con más dominio de la música vocal y con un lenguaje propio que ha sabido conectar con el público contemporáneo.