La serie de las “bellas”-retratos de damas contemporáneas, personajes de corte influyentes o bellezas legendarias cuya fama se difundía rapidamente entre los círculos de la aristocracia europea- caracteriza las colecciones romanas más importantes de las segunda mitad del siglo XVII. En el palacio Pamphilj, como en las residencias de los Colonna, los Odescalchi, o los Chigi, salones enteros eran destinados a exhibir, y casi a catalogar las modernas “damas famosas”, esposas de principes y futras madres de principes y cardenales, anillos fundamentales para alianzas políticas y piezas clave para las complejas estrategias familiares. El origen de esta moda puede rastrearse en colecciones mucho más antiguas; los primeros ejemplos los encontramos en el siglo XVI, con una relacion estrechísima con las “Salas de las Venus”, donde eran expuestas obras maestras de la pintura renacentista que representaban a diosas y heroínas de leyendas míticas, en una comparación ideal entre antiguos y modernos pero trasladado al campo de la belleza femenina.