Rudolf Steiner, filósofo y profesor austriaco, fue el creador de la Pedagogía Waldorf, en Alemania, en los años veinte del siglo pasado. Actualmente, más de 3000 centros educativos de 90 países imparten Educación Waldorf-Steiner. Su metodología y didáctica están indisolublemente unidas a la creatividad del maestro. Sabemos que el niño pequeño aprehende su entorno y lo integra a través de sus manos, cogiendolo, tocándolo,… pues mientras explora el mundo descubre sus características, su esencia, y, a la vez, de forma paulatina e invisible, también modela su estructura mental, haciendo Junto a esta capacidad de “verterse” en el mundo, el niño trae consigo otra facultad extraordinaria: LA IMITACIÓN. Gracias a ella, el niño aprende de los adultos humanos a erguirse y andar, a hablar y a pensar. Ellos son los tres pilares fundamentales para su desarrollo futuro. Además, gracias a la imitación, podrá integrar los gestos de los adultos, reveladores de su esencia, de sus sentimientos, de sus pensamientos… Así, todo el entorno físico y humano se irá imprimiendo, paulatinamente, en el alma infantil, configurándola para que emerja el hombre en ciernes que puja en cada niño por llegar a Ser. Esto nos recuerda la enorme responsabilidad que como maestros y como padres tenemos ante el niño para ser dignos de ser imitados… En realidad, comprende su entorno HACIENDO –por imitación- a través de sus manos, explorando los materiales y los objetos, a través del movimiento, a través de la imaginación, a través de las actividades artísticas y de los cuentos y teatrillos…